22 de septiembre de 2011

Fijando el rumbo en el camino hacia la diversificación Por Carlos Jurich





El futuro de nuestra comunidad depende de la posibilidad de reconvertir con éxito el aparato productivo de nuestra ciudad.

Se ha ensayado el capítulo Pyme, buscando el sustituto del petróleo a través de emprendimientos pequeños y la promoción de actividades novedosas.

Pero la radicación de la actividad industrial que necesitamos, con capacidad suficiente para reemplazar al petróleo como motor del progreso, parece ser de otro tamaño, alejado de la idea Pyme-emprendedor y más cercana a la de la mega industria de base (siderurgia, química, mecánica).

Mientras el modelo Pyme se promueve con herramientas tales como: cursos de generación de emprendedores, vinculación entre empresas, contacto con las instituciones educativas y de investigación, la facilitación del crédito e infraestructura; clusters, incubadoras de empresas y centros de desarrollo; por el contrario la radicación de los emprendimientos industriales mayores, se obtienen principalmente con herramientas fiscales tales como la promoción industrial.

La buena administración del Estado demanda recorrer ambos caminos de manera paralela, usando las dos herramientas a la vez.

Sin abandonar el esfuerzo por ayudar al emprendedor y al innovador, también hay que seguir una estrategia política ante el Estado Nacional para incentivar la radicación de industrias grandes y potentes que nos permitan mantener el crecimiento que hoy impulsa solamente el petróleo.
EL CAMINO DE LA PROMOCION DE LA PYME

El Estado Municipal ha aplicado políticas públicas alineadas con ciertas teorías del mundo de las ciencias económicas que parten de la observación de un paralelismo entre algunas reglas del mundo biológico y algunos fenómenos del mundo empresario.

Esta teoría emula las estructuras de células, sistemas y sub sistemas del mundo natural; y desarrolla estructuras similares en la vida empresaria.

A partir de esos armados teóricos se desarrollan cursos para mejorar el bagaje de conocimientos de los emprendedores.

Se facilitan los contactos entre las empresas incipientes y las fuentes de crédito (en este caso el propio municipio), y se efectúa un seguimiento a fin de evitar la muerte prematura del proyecto.

Quizás uno de los capítulos más valiosos de la experiencia ha sido la generación de una interacción entre los centros de conocimiento (universidades) y las empresas, poniendo en valor el concepto de la innovación tecnológica.

El camino del incentivo Pyme también parece estar plagado de peligros, ya que el riesgo de malversación de los préstamos es enorme, pudiendo fácilmente mezclarse gente de trabajo bien intencionada con otros que persiguen otros objetivos. Este fenómeno se potencia cuando el Estado asume el rol de dador de crédito, y no cuenta con la experiencia del sistema bancario.

Algunos de las construcciones de teoría económica sobre las que se apoyan las políticas públicas en materia de incentivo de emprendedores inducen a creer que el mejor dotado para convertirse en emprendedor es el propio profesional teórico de la economía.

Como consecuencia de ello se crea una corporación de expertos en emprendimientos que aprovechan su mejor información o proximidad con los organismos de promoción para anidar laboralmente en sus pacíficas estepas o bien acceder con privilegio al dinero.

Por el contrario la experiencia de nuestra ciudad, la nación y el mundo, indica que el empresario de éxito suele carecer de educación formal, ya que las capacidades que demanda el llevar adelante una empresa no se adquieren a través de un curso curricular, siendo más bien una combinación del talento innato con la experiencia de la vida.

Los planteles técnicos tan solo aconsejan al empresario en temas puntuales, siendo este quién determina el rumbo de su empresa.

Un ejemplo llamativo es el de Chung Ju-Yung, creador del complejo empresario Hyundai de Corea del Sur, quien proviene de un medio rural.

Por razones económicas se vio privado del acceso a la educación formal y sin embargo en base a su talento empresario construyó un imperio industrial.

Ciertamente las habilidades de ese hombre nacido en un arrozal no han sido producto de la capacitación educativa para emprendedores.

Pero buena parte de las razones de su éxito se vinculan directamente a las políticas públicas de promoción de la empresa adoptadas por el Estado Surcoreano.
EL CAMINO DE LA INDUSTRIA MAYOR

De la misma manera que identificamos la promoción industrial como la llave para acceder a la radicación de industrias grandes, el Estado Surcoreano adoptó una decisión fundamental para el crecimiento exponencial de la economía al promover el concepto empresario de “Chaebol” (cuya traducción sería empresas de familia).

Se trata de la conformación de grandes conglomerados empresarios mediante la vinculación de distintos actores de la economía nacional, los que fueron fuertemente impulsados por el estado mediante la asistencia económica y política (promoción sin medias tintas, incluyendo aporte de dinero y todo tipo de ventajas).

Las inversiones se concentraron en los campos de la industria, siderurgia y tecnología (siguiendo ese orden); adoptando un modelo donde el conglomerado a su vez creaba las empresas satélites que actuarían como proveedoras.

Las “Chaebol” orientadas al mercado de exportación permitieron que Corea del Sur montara la industria madre y las industrias satélites a una velocidad récord.

Este y otros ejemplos del mundo desarrollado refuerzan la idea que indica que el camino para la sustitución de nuestra actual industria base es la radicación de otra industria de la misma o mayor escala, mediante la promoción industrial y la concentración del recurso financiero. Tal vez con ese rumbo debamos ajustar nuestros instrumentos de navegación política.
ENDEUDAMIENTO

Un capítulo importante en el incentivo para la radicación de grandes emprendimientos empresarios es la actividad de crédito.

Contrariamente a lo que se pueda creer el ejemplo histórico demuestra que las grandes obras industriales se han conseguido más con la ayuda del crédito nacional, que con la radicación de capitales foráneos.

Aquí es esencial.

Fuente:  diario El Patagonico (http://www.elpatagonico.net/index.php?item=nota&idn=107277&ref=archivo)

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